La tierra es de quien la trabaja; desde Nueva Esperanza, Honduras las comunidades indígenas Lencas ejercen su derecho a la tierra

Comayagua, Honduras. — Las familias de la comunidad Nueva Esperanza, en Comayagua, viven una situación de desplazamiento forzado tras ser desalojadas de las tierras que habitan y trabajan desde hace años. A pesar de las dificultades, las mujeres y hombres de la comunidad mantienen firme su lucha por la recuperación de su territorio y por la liberación de compañeros criminalizados por defenderlo.

“Estamos en la orilla de la carretera, sin agua, sin luz, sin ningún servicio”, nos comenta María Morales “Nos sacaron y no nos han permitido regresar. Estamos esperando la audiencia para que nuestros ocho compañeros puedan quedar libres y limpiar sus expedientes. Solo así podremos continuar con la lucha por la tierra.”

Los desalojos se realizaron de forma injusta, ya que las tierras en disputa que supuestamente pertenecen a una escuela agrícola y a una universidad no cuentan con documentación legal que respalde su propiedad. “Hemos investigado y ninguno tiene papeles de esas tierras”, explica Paula, otra de las compañeras. “Ellos mismos se contradicen, y mientras tanto, nosotros somos los que sufrimos las consecuencias.”

La comunidad cuenta con el acompañamiento del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), que ha brindado apoyo y visibilidad al caso a nivel nacional e internacional. Las compañeras saben que este respaldo es fundamental para romper el silencio y la indiferencia institucional.

“Solos no podemos. Con el apoyo del COPINH sentimos más fuerza, más unidad. Así es como nos pueden escuchar, porque si no, nos miran como si no valiéramos nada”, María Morales.

Actualmente, están a la espera de resoluciones judiciales que les permitan regresar a sus tierras y vivir con dignidad. Mientras tanto, permanecen organizadas, resistiendo desde la carretera y reafirmando su compromiso con la defensa del territorio y los derechos humanos.

“Poco a poco, unidos, vamos luchando. Todos los compañeros unidos podemos lograr el propósito que queremos lograr”, concluyen las compañeras de Nueva Esperanza, convencidas de que la organización y la solidaridad son la base para alcanzar justicia y recuperar su territorio.